El baile de la gacela nos presenta a Eugenio, un exjugador de fútbol de 72 años. Frustrado porque nunca ganó un campeonato, encuentra una última oportunidad de redimirse en un concurso de baile para adultos mayores. El sueño de Eugenio es ganar el trofeo que nunca ganó en el fútbol. A sus 72 años encuentra una última posibilidad en un concurso de bailes tropicales. Cuando pierde a su pareja, su única opción de ganar será enfrentarse a sus propios prejuicios y a los de su familia. Ahora cambiará el balón por el salón… (REVERSO FILMS)

Un exfutbolista, una animosa viuda y un profesor de baile

El baile de la gacela comienza con el minuto de silencio por un fallecimiento dedicado por las personas mayores que acuden a bailar al Espacio Crepúsculos Dorados. La película es un homenaje reivindicativo de la vitalidad de las personas jubiladas.

La acción gira en torno a Eugenio,  popular exfutbolista del club Libertad de la Primera División de Costa Rica; de Carmen, una activa viuda, y de Daniel, profesor de bailes de salón. El sencillo guion empareja a Eugenio (Marco Antonio Calvo) con Carmen (Vicky Montero) en el entrenamiento de ritmos varios por Daniel (Juan Patricio Arenas) para un concurso de veteranos.

El obstinado exfutbolista desea ganar la competición para compensar la final fallida del campeonato de 1976. Carmen reticente al principio finalmente acepta ser su pareja de baile. Todo ello bajo el escepticismo de su profesor de baile Daniel.

La fotografía naturalista de Julio Constantini se recrea a lo largo del film con los bailes de boleros, chachachá, cumbias y merengues. Los variados temas musicales costarricenses lucen con el gran trabajo de coreografías de Liliana Valle y la participación de la Compañía de Danza Merecumbé. La banda sonora de Camilo Froideval es amenizada por la Orquesta Goliat.

Otros personajes significativos del reparto son Marina (Mª José Callejas), la animosa y joven nieta de Eduardo, la presentadora del concurso Yolanda (Arabella Salaverry) y la última pareja bailarina del exfutbolista, Tina (Sandra Ribas). El baile de la gacela aunque finalizada en 2018, año de su triunfo en el Festival de Montreal no llega a su estreno en España hasta el próximo viernes 29 de enero de 2021.

‘Del baile de la gacela’ al ‘Baile de la Cañilla’

Eduardo no parece a sus 72 años muy hábil para los ritmos latinos de salón pero su gran empeño le hace ir superándose y convenciendo al exigente profesor Daniel y a la descreída Carmen. A base de tesón y fe en sí mismo acaba ganándose la confianza y el aplauso de ellos y de sus compañeros de práctica danzadera.

Algunos mayores sueñan con “coger” sedientos de cariño y sexo mientras otros critican al profesor por “patear con la izquierda” aludiendo a su homosexualidad. Con las prácticas de los bailes vamos conociendo las aspiraciones y anhelos de hombres y mujeres que acuden al popular salón de la capital de Costa Rica.

La segunda parte de la película nos introduce en los preparativos del concurso de baile que tendrá por escenario el “Baile de la Cañilla” al que van sus tres protagonistas principales en el gran coche de Daniel.

Secuencias cortas como la visita al médico, la borrachera del profesor de baile, la pelea de Daniel y Eugenio, así como la visita de Eugenio a la casa de Carmen nos aportan detalles importantes del guion. Estar atentos a éstas escenas nos hará comprender aspectos importantes de sus vidas y relaciones.

La fotografía afronta con delicadeza el encuentro sexual de una pareja mayor donde el cariño y la ternura son fundamentales para vencer el pudor ante el desnudo de cuerpos algo ajados. Imágenes tiernas desarrolladas con brillante naturalidad.

Los acertados diálogos del guion nos añaden poco a poco detalles que nos hacen comprender mejor cómo fueron sus vidas en pareja con sus compañeros fallecidos. Así pincelan detalles del machismo sufrido por algunas mujeres en sus matrimonios o la homofobia palpable en el ambiente social cotidiano.

La gacela convertida en bailarín

En su parte final El baile de la gacela nos desvela aquella fallida final del Campeonato de Primera División de Futbol de 1976 donde Eugenio, “la gacela” erró en el juego quedando frustrado como subcampeón. Al retirarse por su gran fallo ahora su mayor empeño en conseguir autoestima ganando la competición de baile.

Obligado a cambiar de pareja parce difícil pueda concursar al elegir como reemplazo al profesor Daniel. Aquí la película retrata los prejuicios homofóbicos de la presentadora  y portavoz ante la opinión abierta de los otros dos miembros del jurado.

Las siguientes secuencias abordan con gran sutileza afectos y sentimientos entre los mayores que acuden al salón de baile de “Crepúsculos Dorados”.

Éstas últimas cuidadas escenas de homenaje a Carmen por parte de sus compañeros mantienen su espíritu alegre siguiendo practicando con nuevas parejas de baile, conociendo a la sonriente Dina que por fin consigue protagonismo junto a Eugenio.

Nuevamente, boleros, chachachá danzón, cumbias y merengues llenan el gran salón de baile del Espacio Crepúsculos Dorados con la gran vitalidad de éste ramillete de personas mayores.

“Porque el amor es bailar” como nos dice una de las protagonistas apurando la vida en cada momento sabedora de que el tiempo que pasa ya no vuelve más.

El diseño de vestuario a cargo de Elisabeth White y el sonido de Gastón Suárez envuelven ésta comedia dramática retrato de una importante etapa vital donde la alegría, el cariño y la ternura son imprescindibles.

Conclusión

El baile de la gacela es una modesta pero interesante película de la desconocida filmografía de Costa Rica. Retrata con sutileza y finas pinceladas las vidas de hombres y mujeres ya jubilados, pero deseosos de seguir disfrutando cada día de sus vidas.

Con delicadeza en su cuidado guion nos habla de la afectividad y la sexualidad de los mayores así como también sobre los prejuicios y la soledad del hombre homosexual en la tercera edad.

Acertadas interpretaciones de los tres personajes principales hacen creíbles sus personalidades con una exitosa dirección debutante merecedora del Premio a la Mejor Ópera Prima del Festival de Montreal del 2008.